La noche anterior, luego de pensamientos atormentantes quedé dormida. Tan sólo era una mañana común y corriente, nublada, cómo solía ser todo el tiempo en la ciudad de London. Fui a la cocina, me encargué de tirar los cigarrillos que había dejado en mi habitación.
Preparé un café, y decidí leer uno de mis libros más preciados "Lazos de sangre" de Amanda Hocking. Estaba dispuesta a leer todo lo que me quedaba del día, después de todo, mi soledad era tan inmensa que intentar hacer otra cosa sería en vano.
Empezé a pasar cada página lentamente, leyendo cada una de las letras de ese libro. Me sorprendía, realmente, me sorprendía, en los libros, la vida de las personas son perfectas y únicas, daría lo que fuera por tener esa vida "perfecta" aunque sea un segundo, aunque sea un segundo de mi vida poder volver a sonreir como solia hacerlo esa pequeña niña que vivía feliz, en un garage a pesar de las burlas...
El mundo da vueltas, la vida da vueltas. Naces, vives y mueres. Soy una adolescente que llora todas las noches, que pide ayuda inmediata, y que nadie esta ahí para oírla o entenderla. Las palabras que me dicen cada día le duelen demasiado. Finjó ser perfecta, finjo que la vida me sonrie y que sólo soy una adolescente más con una vida aburrida. Estoy sola todo el tiempo, estoy en busca de felicidad, en busca de volver a creer, pero cada vez las posibilidades se hacen mínimas. Mis oscuros secretos se tapan con pulseras.
Atrapada en una sociedad estúpida sin salida, no puedes decir lo que piensas, mi opinión es totalmente inválido en este mundo. Tan sólo busco compañía y felicidad, tan sólo quiero ser feliz con alguien que me acepte tal cual soy. Es fácil pensar en el amor, pero resulta demasiado difícil conseguirlo, y más cuando crees que estás en este mundo por equivocación. Es difícil conseguir amor, cuando vives en un mundo negro, lleno de sombras y sin salida alguna.
Vivo con el dolor de no ser aceptada y vivo sin ningún motivo por el cual vivir.
Sentía la fría brisa de London en mi cara, dejé el libro a un lado, mis ganas de leer se habían ido por completo. Cubrí mi cuerpo con una manta, me atormentaba el hecho de que en 2 días mi felicidad se acabarían, en dos días empezarían las clases, y las cosas no serían nada buenas. El dolor de las palabras dichas por los demás, sin siquiera conocerte, es algo duro. Mi autoestima esta por el suelo, y siempre lo estará, no cabe duda que mi vida fue destinada a sufrir todo el tiempo, no cabe duda de que... si pudiera tan sólo volver el tiempo atrás, lo haría.

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